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domingo, 21 de julio de 2013

DE-TODA-LA-VIDA



Me cuenta un buen y querido amigo, que su veraneo, el de-toda-la-vida, se está viendo alterado. Dice mi amigo, no sin cierto pesar, que las jornadas de playa, la cañita y el pintxito de tortilla con el bañador mojado de la última zambullida, las tertulias hasta la madrugada, etc ..., ya no son lo que eran. Pero , qué ha pasado? las tortillas ya no san tan buenas?, las olas han variado su trayectoria?..
- No! la mayoría de mis amigos, tienen  hijos e hijas!!!
-Ya veo- le digo a mi amigo: -ha cambiado la vida-.

Hay una época, en la que los pares , llevan idéntico ritmo: estudiar, vacaciones, playa, fiestas de verano, ... Con el comienzo de la vida adulta y cierta independencia, se empiezan a percibir algunos cambios: obligaciones laborales, distintos períodos vacacionales, ... y si bien es cierto que este momento despide a aquella triada estival de la infancia, pasó a mejor vida, también es verdad que con más años y algo de perronasparagastar en el bolsillo, el veraneo-de-toda-la-vida, incluso se ve mejorado.

Casi de forma simultánea, además de la incorporación a la vida laboral y profesional, durante esa época suele verse incrementado el grupo habitual por los y las consortes, o sea,  las parejas: novios y novias, que  pasan a ser maridos y esposas (mujeres,  en esa acepción, no me gusta, y maridas no aparece en la RAE ... cónyuges?) o unidos y unidas por relaciones análogas, pero nada que altere  el ritmo de los y las veraneantes.
Pero "de pronto" -oh! sorpresa-, empieza a llegar -por decirlo de alguna forma- la nueva generación, esa que va a marcar horarios, planes, conversaciones, y hasta actitudes, y que miratúpordónde, son hijos e hijas de tus amigas y amigos.

Cuando la mayoría se convierte en padre y madre, el discreto número de los y las insurrectas  que han optado por no multiplicarse, e incluso, por no emparejarse -al menos con notoriedad- se ven acorraladas en un sin fin de flotadores, sombrillas, termos con puré, chuches variadas, ... y sin darse cuenta, están enseñando a nadar al vástago del que fuera el más golfo y juerguista de sus colegas, y que,  hoy por hoy, es un padre ejemplar, sobreprotector y convencido de que su retoño es lo más bonito del mundo -que vale,  sí, que para  él debe serlo!. Pero a ti, en el mejor de los casos, te parece gracioso, porque te recuerda momentos de tu infancia, al ver en increíble parecido que tiene con su padre, antes ligón empedernido, pero hasta ahí!!!.

Y es justo en ese instante cuando ves que ya no es posible hacer nada de la manera que lo hacías -con tu cuadrilla- antes del baby boom: -no podemos ir a nosedónde porque el baño es peligroso para la chiquillada-, -no fumes delante del niño-, -no digas tacos delante de  la niña-, -primero damos de comer a los críos y luego preparamos la parrillada , -el bote de esta excursión se divide por unidades familiares, en lugar de por persona-, ... y así un suma y sigue de cuestiones que pueden provocar el mayor de los enfrentamientos habidos nunca en la cuadrilla: quienes ven el cambio vs quienes no lo ven, o lo que es lo mismo,  los que no tienen descendencia, enfrentados a aquellos y aquellas que han decidido multiplicarse. 

Aquí, querido y querida insurrecta, solo hay dos opciones:
1. Aceptar con resignación que vas a convertirte en cuidador/a de la prole cuadrillil
2. Inventarte un nuevo ritmo: el tuyo!. Un ritmo exento de potitos, digestiones y conversaciones irregulares en tiempo y forma por obra y gracia de las demandas infantiles. Un ritmo con tumbonas al sol sin otra preocupación que usar el factor solar adecuado, encendidos debates entre ronda y ronda, y madrugadas sin remordimientos de conciencia matinales.

En general, nos gusta hacer gala de nuestra condición única -y así es- cada una y cada uno con su cadaunada- somos irrepetibles! ;eres irrepetible!-, nunca, nadie, en ninguna parte, jamás ... volverá a haber otra/otro tú. Sin embargo nos empeñamos en hacer las mismas cosas y por grupos de edad: desde que la guardería o el preescolar entra en nuestras vidas, los tambores no dejan de sonar: estudiar, trabajar, ennoviar-emparejar-casar, procrear ... Total,  que vamos en oleadas generacionales, repitiendo -una y otra vez- patrones establecidos como deseables e ideales y así te encuentras un día diciendo las mismas cosas, que te decía a ti tu madre, y que te irritaban de una manera indescriptible.

Cuando formas parte de una minoría, en la que no hay bebés, además de alguna preguntas impertinente, hay cierto grado de crítica no exenta -en ocasiones- de bastante mala baba, tipo se-te-va-a-pasar-el-arroz, y groserías similares.

Sin embargo, rascando un poquito, es fácil ver que ocurre lo mismo que con el pelo; la que lo tiene rizado, anhela el liso y al revés. Así que la casada -en ocasiones- echa de menos su soltería -o la fantasía que tiene sobre lo que sería su vida de ser de otra manera-; el que es padre, añora aquella época en la que no tenía que hacer compatibles sus deseos con los de sus infantes -cuando no tienen que anularlos directamente- a sus deseos, no a las nenas;  la soltera emparejada -pero sin convivencia-, fantasea con lo romántico que sería vivir con su  partener , y los/las que comparten vida y vivienda, están agotados de tener que explicar -sobre todo a sí mismos/as- y sin que la culpa les mate, por qué necesitan espacio propio.

En definitiva, que buscamos y buscamos, sin saber muy bien qué, cuando se supone que lo que tienes es lo que quieres... 
O realmente lo que ocurre es que tenemos lo que el resto -ese resto malévolo y perverso, del que tú formas parte cuando se ve desde fuera- dice, o mejor, dicta qué hay que hacer, cuándo y hasta con quién?

Mi querido amigo, ha visto alterado su veraneo de-toda-la-vida sin haberlo buscado, sin haberlo querido, y se siente incómodo. Tal vez es el momento de cambiar lo de-toda-la-vida, por algo para ESTE momento de la vida, que le guste, le divierta y le satisfaga. A fin de cuentas, qué hay que sea para toda la vida?


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