Desde que los programas de tv dedicados a los bailables proliferan , las academias de baile hacen lo propio y a ellas acude personal de todas las edades, ansioso de canalizar y dar forma a esa energía que siente. Los aprendices se esmeran en marcar el paso adecuadamente y en imitar las piruetas de un armonioso profesor; un, dos, tres... giro... y vuelta a uno.....
Danzar ha sido, desde que el mundo es mundo, una forma de celebrar: en solitario, en grupo, en pareja..........
Pero al margen de distinguir un cha-cha-cha de un bolero, o una danza urbana del elegante vals, lo que hace que bailar sea divertido, es dejarse llevar por el sonido de la música, mezclarse con el compás y conseguir perder la vergüenza para expresar con cada parte de cuerpo con movilidad el nivel de desinhibición que se puede llegar a alcanzar.
Cada forma de bailar tiene su objetivo; no es lo mismo bailar con tus amigas una noche de mambo en pleno "ataque bailón", que hacerlo suavemente sujeta por tu pareja - de baile-.
Si bien es cierto que en ambos casos de lo que se trata es de gozar de lo lindo, aunque sea lo mismo, no es igual!!!.
Con las amigas, el fin último es divertirse. Y te conviertes por arte de birlibirloque en Shakira, Raffaella Carra o Madonna; da igual!!!! una loca despreocupada que menea melena, brazos y piernas, sin control aparente, jugando a interpretar las canciones que ponen el ritmo a la noche-de-chicas.
Cuando bailas en pareja, el objetivo también es divertirse, pero hay un componente que en el caso anterior no existe. Y es que aunque no sea explícito, aunque no haya intención previa - o sí??- bailar en pareja lleva marcado-a-fuego el erotismo, la insinuación y el deseo: notar el abrazo firmemente cálido de tu partener rodeándo tu cintura, haciéndote girar , alejándote y atrayéndote, sentir la respiración agitada.......... Y de todos los ritmos ejecutados en "paso a dos", creo -sin lugar a dudas- que el más carnal, el más sensual, el más animal de todos ellos es el tango.
Algo vió el emperador de Alemania Guillermo II cuando en 1914 prohibió a sus oficiales que lo bailaran, al menos, mientras llevaran el uniforme; moción que apoyó el Papa en aquel momento. Después el tango entró en sociedad y viajó desde los arrabales argentinos hasta Paris, pero esa es otra historia.
Estabamos bailando tango......: canalla, duro, sentido, melancólico, herido, dolorido, estremecedor, pasional... y me dirás -sí, sí, todo esto está muy bien pero , con quién bailo yo un tango???-. Es cierto, retomando el tema de las academias, confieso que he sido una de las peregrinas en busca del ansiado ritmo, y no es difícil encontrar clases. Lo realmente complicado viene a la hora de encontrar pareja de baile.
Me explico: ingonoro si habrá base científica alguna pero, es un hecho: a las mujeres nos gusta bailar en la misma proporción que a ellos les horroriza,. Así que encontramos montones de féminas dispuestas a ponerse los zapatos de Ginger Rogers, y la mínima expresión del mundo masculino dispuesto a marcarse unos pasitos.
Consultado el habitual grupo de voces cualificadas, todas concluyen al unísono: a ellos no les gusta bailar; y a los que les gusta -los menos- digamos que no llevan bien que les "dicten" cuáles son los pasos-a-seguir.
Está claro que la sección masculina se apunta a demostrar miles de cosas: el mayor arrojo, la fortaleza más bruta, la velocidad más alta, -bien a motor/bien al estilo de Jesse Owens-, ...... pordiosssssssss, incluso compiten al borde de un puente para ver quién méa más lejos !!!. Pero si en medio de una fiesta quieres bailar con tu chico, otro estilo que no sea el "libre" o "a lo suelto" como se decía en el pasado, estás lista!!!!!
María Dolores Pradera tenía razón cuando decía que, aunque no se estile, sería bonito vivir como lo hacían mis abuelos, o por lo menos bailar como ellos: abrazados, cheek-to-cheek, sintiendo los latidos del corazón, notando la piel y mirándose a los ojos..... pero en el siglo XXI, , no se baila "a lo agarrado", por qué?? no tengo ni idea!!! pero es una lástima. Bailamos??
Danzar ha sido, desde que el mundo es mundo, una forma de celebrar: en solitario, en grupo, en pareja..........
Pero al margen de distinguir un cha-cha-cha de un bolero, o una danza urbana del elegante vals, lo que hace que bailar sea divertido, es dejarse llevar por el sonido de la música, mezclarse con el compás y conseguir perder la vergüenza para expresar con cada parte de cuerpo con movilidad el nivel de desinhibición que se puede llegar a alcanzar.
Cada forma de bailar tiene su objetivo; no es lo mismo bailar con tus amigas una noche de mambo en pleno "ataque bailón", que hacerlo suavemente sujeta por tu pareja - de baile-.
Si bien es cierto que en ambos casos de lo que se trata es de gozar de lo lindo, aunque sea lo mismo, no es igual!!!.
Con las amigas, el fin último es divertirse. Y te conviertes por arte de birlibirloque en Shakira, Raffaella Carra o Madonna; da igual!!!! una loca despreocupada que menea melena, brazos y piernas, sin control aparente, jugando a interpretar las canciones que ponen el ritmo a la noche-de-chicas.
Cuando bailas en pareja, el objetivo también es divertirse, pero hay un componente que en el caso anterior no existe. Y es que aunque no sea explícito, aunque no haya intención previa - o sí??- bailar en pareja lleva marcado-a-fuego el erotismo, la insinuación y el deseo: notar el abrazo firmemente cálido de tu partener rodeándo tu cintura, haciéndote girar , alejándote y atrayéndote, sentir la respiración agitada.......... Y de todos los ritmos ejecutados en "paso a dos", creo -sin lugar a dudas- que el más carnal, el más sensual, el más animal de todos ellos es el tango.
Algo vió el emperador de Alemania Guillermo II cuando en 1914 prohibió a sus oficiales que lo bailaran, al menos, mientras llevaran el uniforme; moción que apoyó el Papa en aquel momento. Después el tango entró en sociedad y viajó desde los arrabales argentinos hasta Paris, pero esa es otra historia.
Estabamos bailando tango......: canalla, duro, sentido, melancólico, herido, dolorido, estremecedor, pasional... y me dirás -sí, sí, todo esto está muy bien pero , con quién bailo yo un tango???-. Es cierto, retomando el tema de las academias, confieso que he sido una de las peregrinas en busca del ansiado ritmo, y no es difícil encontrar clases. Lo realmente complicado viene a la hora de encontrar pareja de baile.
Me explico: ingonoro si habrá base científica alguna pero, es un hecho: a las mujeres nos gusta bailar en la misma proporción que a ellos les horroriza,. Así que encontramos montones de féminas dispuestas a ponerse los zapatos de Ginger Rogers, y la mínima expresión del mundo masculino dispuesto a marcarse unos pasitos.
Consultado el habitual grupo de voces cualificadas, todas concluyen al unísono: a ellos no les gusta bailar; y a los que les gusta -los menos- digamos que no llevan bien que les "dicten" cuáles son los pasos-a-seguir.
Está claro que la sección masculina se apunta a demostrar miles de cosas: el mayor arrojo, la fortaleza más bruta, la velocidad más alta, -bien a motor/bien al estilo de Jesse Owens-, ...... pordiosssssssss, incluso compiten al borde de un puente para ver quién méa más lejos !!!. Pero si en medio de una fiesta quieres bailar con tu chico, otro estilo que no sea el "libre" o "a lo suelto" como se decía en el pasado, estás lista!!!!!
María Dolores Pradera tenía razón cuando decía que, aunque no se estile, sería bonito vivir como lo hacían mis abuelos, o por lo menos bailar como ellos: abrazados, cheek-to-cheek, sintiendo los latidos del corazón, notando la piel y mirándose a los ojos..... pero en el siglo XXI, , no se baila "a lo agarrado", por qué?? no tengo ni idea!!! pero es una lástima. Bailamos??
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