Primero: actualmente hay muchas dudas sobre la veracidad del famoso comienzo que, por cierto, es "decíamos ayer". Segundo: una vez escrito, me ha parecido que quedaba un poquito pedante y algo pretencioso. Y tercero: tampoco hay que darle tantas vueltas para teclear de nuevo... A fin de cuentas, no soy una representante del Siglo de Oro, y compartir ciudad de origen con Unamuno, no creo yo que sea validación suficiente para que me ponga en modo cultureta solo para contar lo que sea que se me haya pasado por la cabeza.... Simplemente quiero retomar el klinklineo!!!; regresar, reiniciar, recuperar, restablecer, reactivar... volver a Klinklinear!. Y es que contar a ritmo de Klin-Klin tiene un encanto especial. Y por eso retomo. Vamos, que vuelvo. Y me da igual si lo dejé hace un trimestre o un trienio... Ojocuidado que no se trata de una segunda parte, que dicen que nunca fueron buenas, si no de seguir-como-si-nada; antes de que se sucedieran años, viajes, aventuras, retos, disgustos, sustos, despedidas y, quién iba a imaginar, una pandemia ...
Retomar, en este caso, es emocionante. Y digo, "en este caso" porque hay ocasiones en las puede no ser lo más apetecible del mundo... y si no, probemos: "tengo que retomar ........(rellena los puntos) o quiero/me gustaría retomar....... (más puntos para rellenar). Definitivamente, no suena igual... así que, como quiero tener sesiones klinlineantes, aquí estamos, otra vez.
Está bien. Es verdad. Es sencillo recuperar algo cuando ese "algo"es totalmente inanimado.Verdaderamente, facilita mucho la tarea: el objeto en cuestión, no dice nada. No puede. No tiene vida. Pero, ¿se puede retomar todo y siempre? Yo diría que no; o sí, pero depende, quiero decir, se podría aunque no tan fácilmente. Y me explico: si se trata de reactivar una relación, no con un objeto -o un blog como es el caso- si no con otro ser humano, con independencia del contexto - pareja, amistad, profesional- pero uno donde hay implicada más de una persona y por tanto un potencial cortocircuito de emociones, pues la cosa se complica, porque la voluntad de volver sobre ella -sobre la relación- ha de ser compartida. Y no basta con un "como decíamos ayer" , por mucho que lo dijera Fray Luis de León, si no que es necesario todo un análisis, en el que han de participar las partes implicadas, sobre las razones del distanciamiento, o del desencuentro, o cadena de desencuentros, que, a su vez, retroalimentaron la distancia y la hizo cada vez más y más grande... Y en el espacio que llena la lejanía, se va instalando el enfado, la pena, la rabia, el desdén, el abandono y, en los casos más graves, la indiferencia. Salvo, claro está, que no quieras retomar nada en absoluto y entonces la cosa cambia, vamos que "la cosa" ni se da..., ya lo sugirió hace unos días Isabel Díaz Ayuso: tener la garantía de no encontrarse jamás con un "ex", resulta liberador...
Utilizando una introducción que usa mucho el entorno de la Presidenta madrileña, mireusted: encontrarse con un/una "ex", no es un drama en sí mismo. A fin de cuentas, esa persona formó parte de tu vida, la elegiste y hubo un tiempo en común con momentos muy buenos... hasta que, como cantaba "la más grande", se rompió el amor. El ex-encuentro, -patrocinado por la diosa casualidad- debe ser, como poco, educado. Si además es cordial, estupendo. Y si el azar resulta evocador de los buenos recuerdos; pues ya, para nota.
Posiblemente influirán varios factores los que posicionen el ex-encontronazo en las distintas categorías y, pensando sobre ello, he realizado una consulta rápida al comité de expertas y la conclusión es la siguiente: las variables no son muchas, no se dan en exclusiva, ni tampoco en una combinatoria concreta, pero en su opinión, será determinante: uno, el tiempo que lleva siendo "ex" , y este factor es importante porque la condición de "ex" tiene rango de vitalicia. Dos, el estilo de cierre de la relación que se mantuvo, y es que -dicen las voces consultadas- no es igual un divorcio a la italiana, un adiós a la francesa (aunque hay cierta controversia... ver aquí, y decidir al gusto) o una despedida respetuosamente dolorosa. Y tres: que la historia no se finiquitara como consecuencia de una traición al estilo de Juego de Tronos. Así que, un ex-encontronazo no tiene que ser traumático y tampoco un reset memorístico, antesala de una "segunda parte", porque habíamos quedado en que no eran buenas... y como si nada, como que no quiere la cosa , ya he klinklineado un rato, que era la idea..., ¿retomas conmigo?
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