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domingo, 20 de febrero de 2022

Leer, escuchar y ver

 


14.212. No es una clave, ni un número de lotería, ni el número de taquilla del gym...es el número de visitantes de este blog. Desde sus inicios!!! Parece un chiste! que no? Es absolutamente ridículo el numerito de marras, especialmente cuando veo que cualquier centennial alcanza ese número con un par de unboxing -lo que viene siendo desempaquetar un paquete-  del súper. Literal! lo he visto: hace la compra y después sube a Instagram el momento de ir sacando los productos,  aderezando el momento con comentarios varios sobre gustos, preferencias, o lo que se le pase por la cabeza... y mi querido KlinKlines 14.212 visitas en toda una vida. ¿Será que es más divertido, o interesante, o cómodo, o ligero, o apasionante; ver y oír, que leer? Podría ser. En cierta ocasión un amigo aseveraba vehementemente que la lectura estaba sobrevalorada.  Ante el  estupor facial que debí mostrar, aclaró que había muchas maneras de obtener información,  sobre cualquier cosa,  además de leer sobre el tema en cuestión. Y sí, es cierto, ¿quién  no ha usado un tutorial de youtube para ver qué puñetas le podía estar pasando a la lavadora que no cargaba agua? A decir verdad, no se dónde más se podría encontrar esa información -diagnóstico, causas posibles y  soluciones- en todo un ejercicio práctico, desde el móvil y de forma inmediata. 

Pero como no solo de información vive el ser humano, en las redes hay de todo: unboxigns varios, tutoriales sobre cualquier tema que puedas imaginar: desde cómo hacer un foxy eye perfecto a partir de los 40 hasta cómo reconfigurar el portátil, pasando por coreografías de todo tipo, croché para meditar, challenges divertidos , contar historias... hay mucho talento por el mundo -y el mundo es muy grande-, mucho más que las editoriales, las productoras de tv, las cadenas de las ídem, las radios... Naturalmente que hay que hacer la selección correspondiente, pero como siempre y en todo en esta dimensión de la vida en la que nos encontramos ahora mismo.  

 "La tendencia es el audioblog", me decía mi guía tecnológico de cabecera -hoy ando descabezada- y yo,  no es tanto que no hiciera caso -que no lo hice, como ves- si no que de alguna manera intuía que exigía un extra, una pasta muy concreta. Y es que las historias contadas, casi -o completamente- representadas, requieren además de la reflexión, la investigación y la estructura necesarias -aunque no lo creas, estas líneas necesitan un tiempito de elaboración-, las historias in voce, decía, tienen una dosis de sobreexposición que hay que gestionar adecuadamente porque, a fin de cuentas, que te vean, te lean, te escuchen muchos ojos y oídos, es someterse al juicio y la valoración de muchos pulgares dispuestos a enviar cualquier tipo de comentario.  Hoy se lo escuchaba decir -no lo he leído- a la creadora del Show de Briten, una de las 100 (100!) mejores influencers de España, según Forbes, no según yo misma... El término influencer, personalmente, me parece que no le hace justicia, lo mismo que a Esperanza Grasia , Sensillo con S, ChikybombonJaime Altozano, Ter, y un largo etc.

Reconozco que viendo sus publicaciones se me ha pasado por la cabeza klinklinear de forma audiovisual, pero luego veo que me faltan algunas  herramientas, y no solo tecnológicas, y abandono la idea. 

En alguna ocasión, he oído  que quienes se lanzan a la aventura comunicadora en cualquiera de sus formas  están buscando una validación constante... Vamos: que lo que realmente quieren es sentir admiración y reconocimiento permanentes;  y que esa necesidad dimana de alguna vivencia o no-vivencia del pasado -léase apego inseguro, baja autoestima o alguna otra forma de "disfunción" emocional-. Ergo, quienes no tienen esa necesidad de reconocimiento, son personas más sanas... Podría ser... Pero gracias a esa "disfunción" el resto de los mortales, disfrutamos de historias, conocemos otros mundos, aprendemos cosas nuevas... Así que aquí va una sugerencia, para   "equilibrados emocionales sin necesidades": que por un momento, dejen de poner etiquetas, casi siempre condescendientes y peyorativas -mira por dónde-, y que sean capaces de reconocer que hay gente por el mundo con talentos distintos a los propios, que tienen la valentía  de asumir el temor al juicio y que encaran  ese miedo. Y que hacen que ratos de las vidas de los demás sean divertidos, excitantes, apasionantes..., que consiguen despertar  emociones, compartir ideas y conocimiento, y que incluso a ellos,  les hacen disfrutar, aunque sea criticando sin piedad. 

14.212; en una adaptación súper libre de la numerología, es un 1! Cualquier día de estos, me lanzo, y pruebo con lo audiovisual!


 


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